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viernes, 30 de diciembre de 2011

URGENCIAS: ¡MINHA FILHA!

      No llevaba mucho tiempo, aunque sí el suficiente para manejarme con cierta soltura. Incluso para, algunas veces, hacerlo bien casi sin pensar. Así que ya tenía cierta confianza, me sentía más segura.

      Hasta que oí los gritos. Aquellos gritos:
.- Minha filha!!!! Minha filha!!!!

      Por la puerta entraba un chico joven, desencajado, con un uniforme de guardia civil de tráfico. En sus brazos traía un bulto envuelto en una manta marrón oscura, áspera, vasta, de esas que usan los militares.
Detrás iba la dueña de las voces. Una mujer desesperada, histérica perseguía al muchacho. Le agarraba a ratos, lloraba, gritaba….- Minha filha, mina filha!!!!
     
      Le indicamos al guardia que dejara la niña sobre una camilla. Abrimos la manta. Un espectáculo terrible. Una cría de 4 años más o menos. Blanca, pálida, descolorida. Los ojos semicerrados, la mirada ausente. Un gran golpe en la frente, una herida abierta, el cráneo a la vista y masa encefálica sucia, rota, dispersa.

      La madre se abrazó a su hija. Nos agarró a nosotras. “mina filha!! Mina filha!!” Se agarró a mí. Le abracé. La aparté de allí. Una compañera se hizo cargo de ella.

      Participaba como una autómata. Era prioritario revivir a la niña,  órdenes, prisas, ir y venir de la gente, las malas noticias. Hacíamos lo que podíamos incluso más. No respondía. Nos desesperaba, pero no abandonaba nadie.  Aquello duró bastante tiempo. Hasta que alguien nos mandó parar. ´
.- Las lesiones son muy graves!. No responde, es inútil!. 
      Salí de allí.

     Me encontré con aquella mujer. Me miró traspasándome. Le ofrecí una infusión. Ni me entendió. Rezaba mientras se agarraba a mi brazo. No me dejaba ir. Luego llegó su marido, también aparentemente ileso y se abrazó a él. Venía acompañado de otro guardia. Justo a tiempo, porque el médico salía ya para informar de la fatal noticia. No se había podido hacer nada por la niña. Había ingresado muerta. Fue imposible reanimarla. Las lesiones eran muy graves.

      Iban de vacaciones. Entonces no había cinturones en los asientos traseros. La nena cantaba alegre, de pie entre los asientos de sus padres. Un frenazo hizo que saliera despedida por la luna delantera que rompió con su cabecita.

      Acompañé a sus padres a despedirse de ella. Nunca la olvidaré allí tumbada, tan menuda y delgadita, tan pálida. Un anillito de oro en su dedo corazón. Al menos diez pulseras de colorines en sus muñecas. Y aquella zapatilla rosa de margaritas.

martes, 27 de diciembre de 2011

Primer día en MEDICINA INTERNA!!! Parte II



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      Pasó la tarde. Muy lentamente. En ocasiones, estuve a punto de llorar. A veces, porque no pude ni resolver las dudas preguntando a la compañera. Muchas de las dudas e incidencias de sus pacientes,  tuve que resolverlas yo. Todo porque dos profesionales no supieron comportarse en un momento determinado. Ni siquiera me enteré al final de qué era lo que realmente había pasado.No lloré porque no tuve tiempo suficiente, tantas cosas tenía y quería hacer. Pero como todas, conseguí llegar al final con todas las tareas  hechas. Cumplí con todas las órdenes médicas, registré y di el parte a la 
compañera.  
       Di lo mejor de mí. Conseguí no rendirme, aunque estuve muchas veces a un pelo de abandonarme a la desesperación. A ratos se me borró la sonrisa, siempre intenté recuperarla…

      Pero me fui a casa en estado de “shock” ¿Qué había hecho? ¿Me dejé algo sin hacer? ¿Me dio tiempo a mirar a los ojos de algún paciente? ¿Pude disponer de los míos para observar? Al final...¿me enteré de algo?

      Tenemos que priorizar cada vez que acudimos al trabajo. Decidir qué hacer primero, a veces sabiendo que no llegaremos a todo. Raro es el día que el turno es tranquilo, aunque digamos que lo es. Siempre hay incidencias, anécdotas, falta medicación, una ambulancia que no llega, un familiar que se marea... un paciente que se pone malo...

      Decidimos hacer lo más urgente, olvidando que también hay cosas importantes (lo que nos hace enfermeros y enfermeras). 

      La nuestra es una profesión de larga historia de subordinación. Nos cuesta anteponer nuestras funciones propias a las puramente delegadas, valorar, planificar, cuidar, diagnosticar, tomar decisiones, educar, preparar para el alta, resolver dudas, investigar, registrar…

      Es muy importante cumplir, obedecer. Que el paciente nunca quede desatendido, primar su salud y bienestar. Pero no debemos olvidar nuestra identidad profesional. Hacer enfermería es dar valor a nuestro trabajo, visibilizarnos, demostrar para qué servimos y para qué somos útiles, nunca supondrá dejar al paciente sin atender; más bien al contrario, este quedará más satisfecho y nosotros también.

martes, 13 de diciembre de 2011

Primer día en MEDICINA INTERNA!!! Parte I

      El primer día en Medicina Interna fue demencial.
      No tuve tiempo de ir unos días antes a situarme (ver dónde estaban las cosas que podrían hacerme falta, normas, plan de trabajo, procedimientos, protocolos...) Así que llegué pronto a mi turno de tarde. Con una cara de "pardilla" que se estaba haciendo habitual en mi.

      Mis compañeras me recibieron bien, expectantes, amables, pero estudiándome a ver si yo era de las que pueden con todo o no duraría ni medio telediario. Me invitaron a tomar un café, tuve que declinar el ofrecimiento viendo lo que se avecinaba. Hice bien y veréis por qué.

      En primer lugar me dieron "el parte" contándome las incidencias más destacables de los 17 pacientes cuyos cuidados me correspondería "asumir".  Y direis .- ¿Cómo leches se queda uno con toda la información? Fácil!!!!! Una libreta, un boli y la cara de pardilla agobiada. Te apuntas lo importante aún sabiendo que quizá no tengas ni tiempo de releerlo. Pero tranqui, que luego te servirá para algo...

      Enseguida me puse a preparar la medicación de la tarde (más bien como una loca). Comprobando y recomprobando lo que hacía. Paciente por paciente, hora por hora; la medicación oral, la intravenosa... En esta bandeja los aerosoles, en esta otra las glucemias. Aquí lo de las 16, lo de las 17, lo de las 18, las pastillas de la cena, el antibiótico de las 21........
      A las cuatro mi compañera empieza a administrar sus tratamientos. Ella sí vino a su hora, tomó su café, conoce a sus pacientes, se sabe los tratamientos. Yo estoy empapada en sudor.

      En esto que se oyen unas voces, golpes, amenazas, tumulto. Me asomo al pasillo. Veo a mi compañera que acude. Yo tengo mucho que hacer, hay que priorizar, le dejo el asunto a ella. Si me necesita, ya me avisará. Hay más personal. Sigo con lo mio. Más voces, más tumulto, vienen al control, se encierran en la salita. Siento una enorme curiosidad, pero no tengo tiempo de atenderles.

16:45 horas. Por fin empiezo a administrar tratamientos. Es tarde, voy habitación por habitación. Doy lo de las 16 h y lo de las 17 h a la vez. Me presento, "buenas tardes", procuro no perder la educación ni la amabilidad. Los pacientes y sus familiares me preguntan:
.- ¿Es nueva? ¿Esta pastilla es mía? ¿La tengo que tomar ahora o después de la merienda? ¿Sabe si al final el médico me cambió el tratamiento esta mañana? ¿Cuando piensa que me darán el alta? ¿Qué tal salieron mis pruebas esta mañana? ¿Para cuánto tiempo tengo de estar aquí?.....
      Doy respuestas rápidas, trato de ser amable siempre, llevo un carrito con historiales, consulto y respondo lo que puedo, procuro tranquilizar, no avanzo, veo que no voy a terminar a tiempo para dar lo de las 18 horas a su hora.

.- Señorita! mi suero no va bien!. Pues a mi me duele el brazo!. Oiga, que he vomitado toda la comida!. Enfermera, encuentro a mi padre muy alicaído! ¿Qué opina Vd? ¿Qué puede ser? Señorita! ¿Ha estado mi abuelo en rehabilitación esta mañana? -. Respondo lo que puedo, lo que no, lo apunto. Prometo volver con la respuesta.

      Cuando por fin termino, regreso al control. Tengo tantas cosas nuevas que hacer... Muchas más que cuando empecé a hacerlas.... la libreta llena. Recompruebo los tratamientos en los que el paciente dudaba. Investigo... ¿Por qué la Señora de la 7.1 ha vomitado? ¿Fue el enfermo de la 10.2 a rehabilitación esta mañana? ...

      Aparece mi compañera: .- Mira hija, que han discutido en la habitación 17 y he tenido que llamar a la supervisora para que venga, porque en el tumulto hay implicadas dos trabajadoras. Pero tu tranquila, que yo me ocupo del asunto.
Mi cerebro hace la traducción simultánea.- Ni podrá resolver mis dudas, ni echarme una mano si me ahogo, sino más bien al contrario...

¿Sobreviviré????
A ver...   Continua en:...Primer día en medicina interna parte II



                                       

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