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lunes, 19 de diciembre de 2016

Prescripción Enfermera o Tomadura de Pelo


Esta entrada está escrita íntegramente por Emma Rodríguez Corte, enfermera del SERGAS y se publica en enfermeradetrinchera porque suscribo todas y cada una de las palabras del post
¡Ole Emma!! ¡Gracias por tu colaboración!        


            Ya llevamos cerca de un año de andadura de eso llamado RD de prescripción de enfermería, también conocido como “Cómo tomarle el pelo a una enfermera en 2 pasos: conocer al ministro de sanidad y tener miedo de que una enfermera sea más que un médico” Porque a mí que me perdonen, pero ya simplemente la fecha de publicación de dicho RD es de traca: 24 de diciembre. Claro, como esta noche es nochebuena y mañana navidad, la enfermería se ha debido de portar mal y es Papá Noel quien trae el carbón en vez de los Reyes Magos, que como hay que ser culturalmente interactivo no vaya a ser que alguien se ofenda por no respetar a todas las religiones....

         Las sufridas y tontas enfermeras hicimos como si no hubiera pasado nada, y seguimos bajando testuz y tirando del carro, como los bueyes. Y llegó la campaña de la gripe, y como animales de carga y tiro que somos, cual burro que le ponen la zanahoria delante para que camine, hemos tenido que escuchar de señoras y señores directores/subdirectores de enfermería, supuestamente también enfermeras/os, que “la vacuna de la gripe no es un medicamento, además, como está dentro del marco de una campaña de vacunación no necesita un diagnóstico y por tanto tampoco va a necesitar una receta”, no se nos fuera a ocurrir colapsar la consulta del señor doctor con todos los pobrecitos pacientes que quieren vacunarse.
       Y por no oír afirmaciones como
“la enfermera no quiere vacunar” 
“hay que ver cómo te pones, mujer, ya has oído al consejero, no necesitas nada para poner la vacuna, para qué vas a ponerte a molestar a nadie” (porque, como todo el mundo sabe, la palabra de un consejero vale más que lo que ponga en cualquier RD) 
“¿qué quieres?, ¿enfadar al médico?” 
“¡desde luego!, ¡mira que sois retorcidas!”... 
      La que más y la que menos, se puso a vacunar como aguerrida defensora de las causas nobles que prefiere que la inhabiliten judicialmente para el ejercicio de su profesión si hay cualquier problema antes que dejar que el paciente vaya al médico a pedir una orden para poder vacunarse, no vaya a ser que se ofenda y no se quiera vacunar....Total, dice el consejero que nos cubre las espaldas, ¿no? (jajajajajajajaja)

        
   Aún así, quedan bastiones irreductibles de enfermera (digo en singular, porque suele ser una la que se planta, y las demás las que la miran con cara de “¡hay que ver cómo es!, ¡siempre llevando la contraria!, ¡qué ganas de molestar y llamar la atención!”), que como si de la Galia de Astérix y Obélix viniera, se defiende contra el romano negándose a incumplir con la legislación a “jeringa y gasa”, y pidiendo a diestro y siniestro una autorización médica adecuada.
Desde aquí, ¡olé por ellas!, ¡más reconocimiento merecerían y menos miradas reprochadoras...!

             Y ahora viene la traca final: un juez en el servicio vasco de salud dice que las instrucciones donde el consejero de allí decía que “nos cubría las espaldas”, que curiosamente son muy similares en todos los servicios sanitarios españoles, porque se fueron copiando unos a otros, ¡no valen!.¡Que nos quedamos con el culo al aire, vamos! Que la palabra de un consejero no vale más que un RD! (como que ya sospechaba algo así, pero...). Que estamos cometiendo como mínimo, intrusismo profesional. Y que gracias a Dios, el angelito de la guarda que debemos tener todas las enfermeras por ahora ha conseguido que ningún vacunado en España en esta campaña de la gripe se haya muerto a consecuencia de la vacuna (o por lo menos, si se ha muerto, no se ha sabido que fue por la vacuna). Porque hay gente que se muere por reacción a una vacuna; los menos, vale, pero...¿Qué pasaría con la enfermera que lo vacunó?: sin orden de vacunación, cometiendo intrusismo profesional, arriesgando su trabajo por los pobrecitos enfermos...pero teniendo que pagar la indemnización de su patrimonio y quedándose seguro en su casa un tiempo indeterminado o indefinidamente por inhabilitación.

            ¡Hala! Sigamos todos los enfermeros y enfermeras bajando testuz y tirando del carro. 
        Ya que animales de carga somos, como tal nos tratarán. 
      Cuando dejemos de tirar, ya nos llevarán al matadero para carne...   

domingo, 16 de octubre de 2016

Enfermería en Alemania

      Mi nombre es Erika Lozano, Diplomada en Enfermería por la Universidad Autónoma de Barcelona,  Máster Oficial en Educación para la Salud por la Universidad de Lleida y Máster en Quirófano por la Universidad de Barcelona

Llevo cerca de 4 años trabajando como enfermera en Alemania.

Como cualquier persona que se establece en otro país, los principios me resultaron un tanto duros, pero hoy puedo decir que me siento satisfecha con mi trayectoria profesional como enfermera en el país germano.

Lo primero que pude comprobar al llegar, es que las competencias enfermeras en Alemania son distintas de las que desarrollamos en España, especialmente cuando se trabaja en servicios como geriatría, Centros Socio-sanitarios o Clínicas Neurológicas de Rehabilitación. Sin embargo, trabajar en alguno de estos lugares puede resultar muy útil, especialmente al principio. No sólo porque como enfermera te da una visión de otro modelo de cuidado, sino también porque  es una forma estupenda de mejorar el idioma.

Tras un tiempo trabajando en una Clínica de Rehabilitación y con mi nivel de alemán mejorado, decidí que quería también evolucionar como enfermera en otras áreas. A pesar de contar con un Máster en Quirófano, no tenía experiencia laboral en este servicio, así que estaba a punto de iniciar un autentico reto en mi trayectoria profesional en el país germano.
Si algo bueno tiene trabajar como enfermera en Alemania es que existe el periodo de adaptación y formación en el empleo , en este tiempo, que dura unas 6 semanas o más según la dificultad del servicio en el que trabajes, el nuevo enfermero es instruido por otro más experimentado cobrando el 100% del sueldo. En esta fase aprendí muchísimo y pude adaptarme de una manera fácil y relajada a las que serían mis nuevas funciones.

Ya con mis competencias como instrumentista alemana más que demostradas, decidí que era un buen momento para dar apoyo a otros enfermeros españoles que estuviesen en la misma situación en que me encontraba yo y quisieran un cambio laboral que les permitiera seguir desarrollando su trayectoria profesional.
Fue entonces cuando empecé mi colaboración con "el portal de empleo Enfermeras Alemania".


Somos muchos los enfermeros españoles que hemos encontrando nuestro lugar en las áreas especializadas en Alemania. La razón es que las competencias que desarrollamos en estas áreas son muy semejantes a las funciones de la enfermería española.

Aunque no siempre es fácil acceder a uno de estos puestos, "el portal de empleo Enfermeras Alemania" ha hecho posible para muchos de nosotros este cambio. Ofrece puestos de trabajo de enfermería en Hospitales Públicos y en las principales ciudades del país. Sus ofertas se centran en los servicios especiales como Quirófano, Anestesia, Cuidados Intensivos, Urgencias o Diálisis. Hacen posible cursar la especialidad que se elija costeada por el hospital. Facilitan el acceso a alojamientos económicos y no siempre requieren experiencia previa.

Es cierto que existen numerosas empresas de mediación que ponen en contacto a enfermeros con hospitales alemanes, presentando sus candidaturas. Yo misma he tratado con muchas de estas empresas; tanto alemanas como españolas.

Entonces:

¿Por qué he decidido colaborar con este portal y no con otra empresa de mediación?

            Estas son mis razones:

1.    La filosofía de Enfermeras Alemania cuadra totalmente con la mía: "Tratar a las personas como personas". Ofreciendo puestos en enfermería adaptados totalmente a la situación de cada uno de nosotros.
2.    No permanencias, ni multas: Aquí no hay que firmar nada con el portal, el contrato se firma directamente con el hospital y la persona tiene la libertad de decidir dejar el puesto de trabajo si es lo que quiere.
3.    Ventajas: Trabajar para un hospital público alemán, nos permite seguir puntuando para la Bolsa de Trabajo española. Los puestos de trabajo se localizan en grandes ciudades, lo que facilita nuestra vida social.
4.    Orientación y apoyo durante el proceso de selección, Cambiar de trabajo siempre produce estrés, si le añades que eres español y vives en Alemania, el estrés se duplica. El curriculum vitae, la carta de presentación, la entrevista... todo se hace a la manera alemana. Si has tenido la suerte de superar esta fase y estás contratado, tienes una montaña de formularios por rellenar. En ese momento te das cuenta de que es maravilloso tener a alguien que te pueda orientar con la burocracia alemana y si es en castellano pues mejor. Desde mi experiencia, se trata de la única empresa que he visto dar un apoyo tan amplio y de forma gratuita.



 Tanto si estás buscando trabajo en hospitales públicos de Alemania, como si necesitas recursos sobre cómo redactar tu CV, carta de motivación, preparar tu entrevista en Alemania, etc., te invitamos a visitar nuestro portal www.enfermeras-alemania.es

sábado, 1 de octubre de 2016

Un niño especial


      
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Cuando mi amiga Ana se quedó embarazada, lo celebramos por todo lo alto. Yo, la primera. Sabía que ella no era muy maternal. Que tenía pocas ganas de cambiar su vida de mujer independiente por la de madre entregada. Al final, lo hablaron como pareja y llegaron a un acuerdo. Su marido estaba encantado y tenía muchas, muchísimas ganas. Acordaron dos embarazos como mínimo. Tan seguidos como fuera posible. Todo esto dentro del “que sea lo que Dios quiera”.


    Mi amiga y yo hemos tenido siempre una relación muy íntima. Viví su embarazo, el de Rodrigo,  casi como si fuera el mío. Yo ya tenía dos hijos, pero recordaba cada momento vivido y respondía a las dudas y los temores de Ana, no sólo como enfermera sino como madre y amiga.


     Cuando llegó el momento del parto, me llamó por teléfono. Yo trabajaba en otra ciudad, en otra comunidad, pero me fui para allá sin pensarlo. Le acompañé casi en todo momento. A veces su marido, un poco asustado, me confesaba que prefería que estuviera yo con ella. Nos turnamos, e incluso a ratos, logramos que la matrona nos dejara estar juntos a los tres. Al parto iba a asistir el padre. Es lo suyo. Además, a pesar del miedo y el respeto, estaba muy emocionado y tenía muchas ganas. Yo no iba a quitarle el gusto. Sin embargo, intenté camelarme al personal para que me hicieran un hueco. Pero no pudo ser. Rodrigo tardaba en descender. Hacía mucho que había roto aguas y parecía al monitorizar, que el corazón del pequeño iba cada vez más lento, así que...acabamos corriendo para el quirófano.


     Nació con los ojos abiertos. Muy grande y hermoso. Con muy buena coloración. Quizá demasiado tranquilo, pero reactivo. Todo dentro de la normalidad y todos emocionados y felices alrededor de los alegres padres y el nuevo miembro de la familia.
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     Los primeros meses fueron un caos. Rodrigo era un niño muy tranquilo, pero también muy deseado y en casa tenían siempre alguien de visita dispuesto a ayudar. Y bajo el lema ¿qué te hago? supongo que mi amiga Ana lograba ahogar un .- Dejarnos tranquilos que nos hagamos a la idea.- Como toda primeriza, al principio le costó hacerse. Su marido estaba siempre solícito y amable. Siempre se quisieron mucho y siempre la trataba con mimo y desvelo. Desde que nació Rodrigo, el feliz papá dividía su atención, pero sin desatender lo más mínimo a su amada compañera. Eran un ejemplo de personas y de pareja.


     Rodrigo comía bien. Ana, a pesar de que le costó acceder a ser madre, adoptó el rol perfecto sin dudarlo. Le dió el pecho. Y mamaba con ganas. Físicamente se desarrollaba sin problemas y dentro de la normalidad. También se movía sin dificultades. Parecía que veía bien y oía, sus padres no notaban nada especial, achacaban todo a que Rodrigo era un niño muy muy tranquilo. Pero yo sí noté algo raro. No sabía decir qué. Pudiera ser que por mi experiencia como enfermera de pediatría o como madre de dos niños a cuál más movido... Rodrigo era, para mi, demasiado tranquilo. Seguía con la mirada pero no estaba atento. Cada poco le notaba ausente y abstraído. No le llamaban demasiado la atención ni las personas ni las cosas ni los ruidos ni los colores, ni tenía demasiadas ganas de agarrar, ni de morder, ni de interactuar con el entorno. Me parecía que estaba un rato con nosotros pero que enseguida se metía en su mundo. No me atrevía a decir nada a los padres. Tan solo pequeñas indirectas. No me atrevía a más, porque noté que mis comentarios se recibían con recelo y tensión.


     Cuando no se sentaba ni caminaba ni hablaba a la edad esperada, cuando empezó con rabietas sin motivo y sin consuelo, con dificultades para coger las cosas, con cierta laxitud en las extremidades, fue cuando decidieron investigar.
     Le hicieron unas pruebas. Rodrigo sufría síndrome de X frágil. No tiene cura y produce retraso mental, problemas de inteligencia, de agresividad en los niños, emocionales, sociales, del habla y del lenguaje. Y cierto grado de autismo. Y es hereditario. Y Ana ya estaba de nuevo embarazada. Se juntaron la preocupación a enfrentarse al problema de Rodrigo y la posibilidad de que el bebé nonato estuviera afectado.


     En medio de tanta sorpresa, el desconocimiento y la falta de información. Buscaron asociaciones, posibles soluciones, pautas de actuación, información sobre el tema. Fue un camino lleno de baches. Cómo puede algo tan desconocido convertirse en algo tan cotidiano. Todos queríamos ayudar, y allí estuvimos y estamos, disponibles, a ratos útiles, a ratos de más.
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     Al principio lo más duro es no saber. No saber si Rodrigo será capaz de caminar, de hablar, de integrarse en la sociedad. En cierto sentido hemos tenido suerte. Rodrigo habla, camina, corre, hasta baila. Es muy sociable. No sabemos hasta dónde puede desarrollar su inteligencia y madurez. Va un poco retrasado en algunas asignaturas, pero  sigue el curso, es un niño aparentemente normal y adaptado. Sin embargo, siempre hay problemas con la escolarización de Rodrigo. En los colegios de integración ponen pegas… algunos padres de niños “normales” se quejan. Dicen que niños como Rodrigo retrasan al resto de la clase y requieren mucha atención. Pero para eso están estos colegios y los profesionales que tienen asignados. Hay que lucharlo. Si te descuidas, enseguida te obligan a matricularle en un colegio especial. Pero Rodrigo, aunque es especial, tiene opción de integrarse en la sociedad como uno más. Puede ser útil. Así que lo va a lograr.
     Fueron unos años muy difíciles, muy duros. La familia sigue adelante, unida, otros no pueden decir lo mismo y es muy importante buscar apoyos. Rodrigo ha tenido una hermanita sana, preciosa, que cuida y protege a su hermano como una leona. Los cuatro forman una familia muy unida. Con su altibajos, con sus problemas, con sus dudas, con Rodrigo, pero siguen adelante. No queda otra. Seguir adelante.

jueves, 15 de septiembre de 2016

A por la enfermera! Cosas de supervisoras


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Llevo 17 años trabajando en hospital. Casi siempre en Medicina Interna. Los últimos cuatro años con una reducción de jornada para poder cuidar de mis niños. Me gusta mi trabajo y siempre he disfrutado con ello. Soy interina y una de las 20.000 afectadas por la suspensión de la Ope de CyL.

Hace unos años cambió la Dirección de Enfermería. Y desde entonces, han ido sustituyendo a las Supervisoras. La mía lleva poco, y todas las nuevas tienen la misma política, exigida por la Dirección:

“aprieta al personal, que necesitan mano dura y que les metan en cintura”.



Desde entonces, el trabajo es un infierno.

A destajo, sin descanso.
Si te pillan sentada ya te están abroncando.
No puedes olvidarte de nada.


El otro día me llamó la super. Ya de malos modos.
.- Oye tu, ven para acá.
Y fui, porque aquí impera la ley del miedo. Y acabé llorando. No me preguntó mi versión. No me llamó para saber más, sino para acusarme directamente de no haber administrado un tratamiento porque observó que yo no lo había registrado y “lo que no está escrito, no está hecho”. Incluso trató de aterrorizarme con terribles consecuencias por mis supuestos actos.
Entre lágrimas y sollozos le juré que había administrado el fármaco, pero que cuando lo puse, noté que el paciente no se encontraba bien y me lié tomándole la tensión, la saturación y la temperatura. Que estuve un rato hablando con él y que luego registré todo en la historia. Bueno, solo el episodio, que con la carga de trabajo que llevo, olvidé firmar que había puesto el tratamiento. Parece que ahora, todo es imperdonable.
Unos días más tarde, comprobé que uno de mis pacientes, recientemente trasplantado de corazón, presentó síntomas de taquicardia. Como tenía pautado ventolín en aerosol y este tratamiento da taquicardia, decidí no administrarlo. Lo registré convenientemente y lo notifiqué a su médico. Mi super casi me devora. Mis compañeras me miraron como si yo estuviera infectada por ébola. Cuando el paciente acabó en la uci por la taquicardia, nadie me agradeció nada ni me pidieron disculpas . Si le hubiera administrado el fármaco, quizá no lo hubiera contado. Sin embargo, no me tomaron en serio, me miraban como si me hubiera salvado la suerte.
Incidentes como este, mellan la seguridad profesional. Sientes que nadie va a apoyarte si algo pasa. Estás sola. Ni tus compañeros hacen piña ya. Da miedo tomar decisiones, o no tomarlas, ya no sabe una qué hacer.



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Una mañana entró en la zona del control un especialista para usar el baño. Cuando salió me pidió una toalla. Como yo estaba muy liada poniendo la medicación, le indiqué con educación que la cogiera del carro de la ropa, que estaba en el pasillo. El galeno fue por ella sin un signo de haberse molestado, pero tras él entró la super y…¡CASI ME COME!.
.- Pero ¿tú quién te has creído que eres? Si te pide un médico una toalla, la traes tu, no le mandas a por ella.
Y se me ocurre que podía haberle pedido que preparara él los tratamientos mientras yo iba a por la toalla, el café y un abanico; ¡¡¡¡Pero para tener conforme a la supervisora!!!!, porque el facultativo, (me consta),  no se quejó en ningún momento.


Días más tarde tuvimos un paciente con fuertes jaquecas. El día del ingreso no tenía tratamiento para ello. Cuando me llamó al timbre y me lo explicó, quise ayudarle. Total, llevaba tiempo tomando ibuprofeno en su casa, le iba bien y necesitaba uno. ¡Un ibuprofeno!, que se lo compra él sin receta en cualquier farmacia. Pero está en el hospital y con otras patologías. No lo tiene pautado y ya me estoy temiendo que me la voy a ganar, pase lo que pase.
Llamo a su médico. Me cuenta que va a entrar en quirófano y no puede subir a pautarlo, que se lo vaya dando. Mi compañera me dice que ni se me ocurra, que ahora me pueden empapelar por una cosa así y que la super me está buscando las vueltas. Y yo, con miedo. ¿Qué hago? es que no le puedo dejar así, en un ¡AY! y viendo que como profesional, voy a quedar fatal delante del paciente. Pero él es lo primero. Aunque el sueldo que da de comer a mis hijos, la profesión que me convierte en una mujer independiente….también son importantes. ¿Qué hago???
Voy a la habitación.
.- No tiene usted prescrito en el tratamiento ningún analgésico. He llamado al médico y está ocupado,  tardará en subir. Pero legalmente, no puedo administrarlo hasta que no venga y se lo paute. No puedo dárselo.
.- Me he traido algunos de casa. ¿puedo tomar uno de los míos? .- pregunta
.- Haga lo que le parezca mejor. Yo haría lo mismo.- respondo.


El caso es que, haga lo que haga, decida lo que decida, ya tengo un nudo en la garganta porque seguro, seguro, que volveré a escuchar el tan temido
.- Oye tu! ¡Ven para acá un momento!
Y ¿Qué han conseguido?.
     He perdido el gusto por el trabajo. Acabo derrotada, deprimida y asustada, haciendo un balance angustiado de todo lo que he podido hacer bien o mal, durante la jornada.


    He estado muy tensa y quizá consecuencia de ello, hubo un día que me encontraba especialmente mal. Me dolía la cabeza y me sentía mareada. Estaba de noche y me costaba concentrarme. Aguantaba y aguantaba, pero no estaba en condiciones de trabajar. Mucho menos según están las cosas. Al salir, decidí acudir al Centro de Salud, al Servicio de Urgencias, para que me dieran algo. Allí me atendieron bien. La doctora que me trató me aconsejó que acudiera a mi médico de cabecera, que tras valorarme, decidió darme la baja.


Llevo cinco años con reducción de jornada. Hago la mitad de horas y percibo la mitad del sueldo, pero trabajo jornadas enteras, de 8 a 3, de 3 a 22 y de 22 a 8. Si cojo una baja me descuentan nómina (razón por la cual solo cojo la baja cuando tengo que trabajar y no me lo permite la enfermedad. No cojo bajas en descansos). Pues cuando cogí el alta descubrí
¿¿¿QUE DEBÍA HORAS????
Sí, debía jornada y tendría que recuperarla al incorporarme. ¿por qué? Fácil. Trabajo jornadas enteras, pero si estoy enferma, me cuentan como reducidas.
Esto va pareciendo una persecución en toda regla. Resulta que si enfermo, me descuentan nómina y además, cuando me repongo, tengo que recuperar la mitad de lo no trabajado.


Al final quedan: la satisfacción cuando sabes que con tu trabajo has contribuido a la mejora y bienestar de algún paciente o su familia, la vocación y la ilusión por la profesión, la seguridad de ser útil e independiente, el apoyo incondicional de la familia y de los verdaderos amigos  y ser capaz de sacar adelante a tu familia.

Aunque te lo pongan muy, pero que muy difícil.

 

jueves, 1 de septiembre de 2016

Escuchar, observar, comprender…



No soy profesional del ámbito sanitario, pero mi bagaje vital me ha llevado a entrar en contacto durante años con los profesionales que en este campo desarrollan su trabajo.

Es obvia la diferencia entre estar trabajando en un Hospital, Centro de Salud… que estar acompañando a un familiar enfermo, con todo lo que ello implica y sin delegar responsabilidades hacia la persona trabajadora. Algo tenemos todos en común, y es que deseamos lo mejor para el paciente, seamos o no parte del engranaje sanitario.

Durante este tiempo de contacto con el sistema sanitario, me he encontrado un amplio espectro de personas. No siempre puedes ver lo que pasa a tu alrededor, es con el tiempo cuando haces el ejercicio añadido de observar cómo es la vida dentro del lugar en el que estás y donde te ha tocado convivir; qué hacen, qué dicen, cómo se comportan, cómo reaccionan frente a los dramas que suceden a su alrededor...
http://nebula.wsimg.com/74d80479774073bd2ff002b471fe133e?AccessKeyId=86B0F10CEF9F7B93395D&disposition=0&alloworigin=1
http://nebula.wsimg.com/

Como se pueden imaginar, dentro de esta amalgama de personas se ven diversas formas de comportamientos y también de expresiones. En lo tocante al personal sanitario responden al desarrollo diario de un trabajo complicado, duro, en ocasiones pagado con desprecios, malos modos y exigencias desafortunadas. Porque un trabajo que suponga contacto directo con personas es siempre difícil y en ocasiones frustrante.

Lo que más he echado en falta es la escasa capacidad de escucha que tenemos los seres humanos, la falta de empatía y el poco cuidado con que, a veces, se dicen palabras y frases que en un momento dado pueden sumirte en el más absoluto desaliento, en vez de apaciguar o levantar el ánimo.

           “No lloren aquí, que estamos trabajando”.

           “¿Traes al paciente para quedarlo aquí e irte de puente?”

           “Total, no le quedará más de un año…”

           “No te preocupes esto se pasa”

           “No cruces las piernas es malo para la circulación”

           “No estés todo el tiempo de pie, porque no llegas a la noche”…

           “Date un paseo que no se va a ir corriendo de la cama”

Juzguen si vale la pena escuchar, observar y comprender lo que se dice en determinado momento, piensen en ponerse en lugar del paciente y su familia. ¿Qué les gustaría oír? y sin embargo ¿qué es lo que se suele decir?.
Gracias a todos los que han dicho frases afortunadas y no tan afortunadas, porque de todo se aprende, pero sobre todo gracias a los que se pararon a escuchar, miraron a los ojos e incluso tocaron. Con buena intención y un poco de paciencia, se pueden abrir las puertas del cielo, para abrir las del infierno no hay que esmerarse demasiado.    

Este artículo está escrito por Vacceo. Otros artículos suyos en este blog: Cambio de rol ¿Cambio yo?
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Alfredo Vela https://ticsyformacion.com/
    

lunes, 18 de julio de 2016

Lo hecho hasta hoy

El tiempo que dedico al blog:
Pienso en el blog cada día. Varias veces al día. A veces porque busco temática, a veces porque al leer algo, me motiva a escribir. Otras veces, las más, las ganas de escribir surgen al escuchar o vivir la rutina del día a día. Estoy trabajando, algo sucede a mi alrededor, a alguien cercano, o lo veo o lo vivo y pienso...esto merece una entrada. Y a partir de ahí, mi cabeza rula ¿Cómo lo enfoco? ¿qué es lo realmente importante? ¿Qué quiero transmitir? ¿Qué quiero que sienta quien me lea? ...
Sin embargo, al final empleo entre una y dos horas a escribir la entrada, aunque pensar, investigar, constatar, confirmar y/o buscar más información sobre ella…. me lleva ratitos (entre 30´y un par de horas) de varios días (dos, tres días por semana).
Cada entrada es única. Las hay que surgen como idea fácil y escribirlas me lleva mucho esfuerzo y acabo teniéndola en la cabeza toda la semana (Tiempo de relevo no es continuidad de cuidados). Sin embargo otras surgen fácil y fluye escribirlas (Azafata, camarera, secretaria, enfermera).
Cuando escribo, lo hago en el ordenador. Bien en drive o en blogger, donde la dejo como borrador (tengo al menos tres así). Cuando se acerca el día de la publicación y con lo que he ampliado, modifico, releo, cambio el formato… depende de la entrada, pero algunas las retoco una sola vez y otras veinticinco. Estas últimas incluso las puedo llegar a someter al filtro y valoración de alguien de mi confianza (sobre todo mi madre, ajena a la profesión pero mujer culta y ávida lectora que no se calla ni un solo reproche si ve algún fallo por nimio que sea).
Suelo publicar cada 15 días como norma autoimpuesta, aunque es un mínimo que en ocasiones supero y otras muchas me cuesta llegar.
Generalmente me lleva más tiempo buscar fotos, imágenes, vídeos, gifs, o fabricarlos yo misma, que la propia entrada.
Temática e inspiración:
Publico entradas tipo relatos cortos. En torno a la enfermería.
Muchos autobiográficos (Mi primera experiencia trabajando), también fruto de conversaciones (¿Miedo en el trabajo?), puestas en común (¿Tienen aquí uno de mi pueblo ingresado?), observación de la realidad (Salud laboral ¿tiene prioridad?), noticias o sucesos que puedo investigar personalmente (Intoxicados por atender intoxicados).
Sobre el día a día, laboral, social, profesional, formativo o familiar de l@s enfermer@s.
A veces con moraleja, para hacer pensar a la audiencia y ver si llegan a mis mismas conclusiones o aportan un punto de vista diferente (Y tu ¿Cómo das las pastillas?). Otras veces son reivindicativos. Expongo una situación cotidiana controvertida para explorar qué piensa el público. Trato de hacerlo lo más aséptico posible en cuanto a opinión personal, pero tratando de transmitir siempre alguna emoción que provoque reacción en el público (Entonces ¿A quién hago caso?). También escribo post informativos, ilustrando lo que se debe o no hacer en determinados casos, o exponiéndolo a juicio del lector (Dale masaje cardíaco tu, rápido!). Cualquier cosa que me parezca digna de mención, de someter a juicio o de información compartible.
Interacciones!!!!
Cuántas y de cuán distintos modos.
Reales, en mi día a día, jerarquías superiores han tratado de convencerme de lo que debo y no debo escribir. (me han ordenado que retirara alguna entrada o me han advertido que escribir sobre determinados temas era violar la intimidad y el secreto profesional). (Lo que no está escrito, no está hecho) Es algo que vigilo mucho y con mucho celo. Hasta ahora, ningún argumento en contra me ha convencido. Sin embargo, me ha supuesto un refuerzo positivo para seguir adelante, porque no tengo el convencimiento de que mi blog tenga tanta relevancia. Más bien es mi pequeño espacio, humilde y personal, donde me expreso como soy.
También han tratado de adueñarse y manipular mi blog. (Diciendo qué debo escribir y cómo) En este sentido estoy abierta y soy flexible cuando me hacen propuestas. Si alguien quiere escribir, debe hacerlo reconociendo su identidad y autoría. No asumo como propias historias de otros, mucho menos si lo que dicen es contrario a mi filosofía. En caso de que asuman su autoría, el contenido puede no ser afín a mi línea de pensamiento. En todo caso, revisamos el texto juntos
En dos ocasiones han tratado de manipularme a través del blog. (apelando a lo psicológico con frases como ¡Qué decepción! ¡Ahora nunca podré confiar en ti!...) (¿Supervisora yo?Tengo la conciencia tranquila y sé que no he violado ningún acuerdo ni código de amistad/lealtad ni legal.
Estas interacciones reales suelen ser muy frecuentes a nivel laboral. En escasas ocasiones a nivel personal, aunque una vez me paró una compañera de trabajo. En estos casos, a los colegas les sorprende que dediques tu tiempo a algo así.
Interacciones virtuales: En general suelen comentar o ponerse en contacto conmigo otros profesionales de enfermería, que se sienten identificados con lo que leen o que opinan de forma diferente. La mayor parte de las veces me animan a seguir y dicen que el blog les entretiene y les divierte. En otras ocasiones, se establece un debate sobre la situación que describo y sus consecuencias. Rara vez, aunque también me ocurre, llegan lectores enfadados con el mundo que se desahogan en mi espacio. En estos casos y en otro muy puntual, en el que una persona me agredió verbalmente con sus comentarios referidos a mi familia, no los he publicado. Sobre todo si me altera leerlos. Por esa razón ahora los modero.
    La mayor parte de las interacciones son en el propio blog, también en Facebook, Twitter y Google+. Escasamente en linkedin o en otros entornos, como foros u otras redes.
    Procuro responderlas a todas, aunque es difícil, porque aunque me encanta mi blog, dedicarle tiempo etc… no estoy dispuesta a sacrificar mi vida real y mi familia más de lo estrictamente necesario. Y eso a veces, obliga a sacrificar el tiempo del blog. Es un equilibrio difícil, mi prioridad está en el tú a tú y el contacto directo con las personas.
Entradas:
    Más de 90 en 5 años
    Comencé el blog el día 1 de noviembre de 2011 y empecé hablando de mis propias experiencias: Las que me marcaron por emotivas o estresantes (Urgencias: Fuegos artificiales, Primer día en medicina interna….), las que me parecieron injustas y se mantienen en el tiempo (Soy enfermera Satélite, roting, volante, de pool…), Sucesos que ocurren a mi alrededor y que se repiten demasiado, y considero necesario avisar para modificar conductas (Cambio: Adaptarse, rebelarse o resignarse), Anécdotas sin más (Pérdida de masa encefálica….)
Pero sobre todo me gustan, me llevan más tiempo, cuido mucho más y son el motivo de mi blog, entradas del tipo “realidad enfermera”:
etc...
    También me gusta revisar las entradas antiguas. Comprobar que las imágenes, los vídeos, el contenido multimedia siguen funcionando, que los enlaces no se hayan roto… Y releo y si veo alguna errata o me parece desfasado o mal redactado, voy modificando y “creo” que mejorando.


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